Escultura de Mercurio (Mº Arqueológico de Sevilla)
En la mañana del día 4 de noviembre, bajo un cielo plomizo con inequívocos presagios de lluvia, los alumnos del taller de Música de Tercero y de Historia del Arte de Segundo de Bachillerato, acompañados del profesor de Música, Alberto Rubio, se reunieron en la puerta de la estación de ferrocarril para iniciar su excursión a Sevilla. Tras un tranquilo trayecto, llegamos a la estación de Santa Justa y nos encaminamos hacia la catedral. En ella, sólo nos fue posible acceder a la Giralda y al Patio de los Naranjos, pues aunque el profesor tenía confirmada la reserva con mucha antelación, el día anterior habíamos recibido aviso de que, debido a las ceremonias de culto a la imagen del Cristo del Gran Poder, que iban a celebrarse en la catedral, ésta permanecería cerrada a las visitas durante toda la jornada. Desde allí, continuamos hacia la iglesia del Salvador, donde, además del esplendor de la arquitectura, pudimos admirar la estupenda selección de imaginería barroca y los exuberantes retablos que alberga.
A la hora de comer llegamos al Museo de Bellas Artes. Allí, en los jardines de la plaza que se abre ante la puerta principal del antiguo convento mercedario, decidimos reponer fuerzas, sentados en los bancos y dando buena cuenta de nuestros bocadillos. La visita al Museo fue larga y fructífera. Contemplando aquellas maravillosas obras, procedentes en su mayoría de conventos andaluces desamortizados en el siglo XIX, y estableciendo comparaciones entre ellas, pudimos apreciar los elementos característicos de los pintores de la escuela andaluza (Velázquez, Murillo, Zurbarán, Alonso Cano) y los rasgos peculiares de cada uno.
Finalizado el recorrido por el Museo, partimos hacia el Parque de María Luisa, pasando por la antigua Fábrica de Tabacos, no sin antes hacer una pequeña parada para tomar chocolate y refrescos en una concurrida dulcería sevillana. Cuando llegamos a la Plaza de España se desencadenó un aguacero que dio al traste con nuestro proyecto de un idílico paseo en barca, pero que, por el contrario, permitió ampliar el tiempo que dedicaríamos a la última de nuestras visitas, la del Museo Arqueológico. Allí nos dirigimos, en primer lugar, a las salas de escultura funeraria ibérica y, después, el resto del tiempo, nos demoramos a placer en las de arte romano, que tantos y tan buenos ejemplos del estilo clásico ofrecen al visitante. Habría sido difícil escoger una obra favorita entre las que admiramos en este magnífico museo, por lo demás, tan poco frecuentado (las esculturas de Mercurio, Diana, Venus, Trajano, procedentes de Itálica, los retratos, mosaicos, columnas, capiteles, etc.) Finalmente, nos despedimos del Museo con una rápida visita a la sala que acoge los tesoros de la cultura ibérica. Y de allí, raudos, a la estación, para tomar el tren de vuelta. En definitiva, un día muy especial para todos, en el que aprender y disfrutar fueron la misma cosa.
San Ambrosio. Mº Bellas Artes de Sevilla.