Tras el desayuno nos trasladaron en furngonetas hasta el río Borosa. Empezamos el recorrido apenas lloviznando pero, el cansancio de la jornada anterior y la llovizna, que fue en aumento, acabaron impidiendo que alcanzaramos nuestro elevado objetivo: las lagunas. En la central eléctrica tomamos un refrigerio y decidimos volver.
No obstante, han sido 16 km. por magníficos parajes, acompañados por un caudaloso y cristalino Borosa que nos ha obsequiado con la espléndida gama de verdes y azules de sus aguas.
Fotos de Rafael Arroyo
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